lunes, 17 de diciembre de 2012

La muerte de Simón Bolívar

El cadáver de Simon Bolívar fue  embalsamado por Reverend, quedando expuesto en capilla ardiente, en la casa de la aduana del 18 al 20 de diciembre
 Un día como hoy... 

17 de diciembre de 1830, en la Quinta de San Pedro Alejandrino,  Santa Marta (Colombia) propiedad del español que lo acogió en sus últimos días, ironías del destino, D. Joaquín de Mier, falleció Simón Bolívar y Palacios, el Libertador.

Al día siguiente quedó instalada la capilla ardiente en la Casa de la aduana, ,donde e se expuso el cuerpo de S.E durante dos días. Dicen que la mesa sobre la que se depositó el cuerpo fue donada por alguien, con el propósito de vender posteriormente sus tablas.

Podría servir ésta introducción como prefacio al relato de los acontecimientos, pues al fin y al cabo, la muerte de Bolivar fue, sobre todo y antes de nada, una manifestación de ingratitud, egoismo y desengaño. Un injusto pago para alguien que hasta en su lecho de mujerte soñaba con la unidad sacro-santa de la Gran Colombia.

Su agonía fue lenta y angustiosa, agravada por el dolor moral de verse olvidado por sus "hijos" político-sociales, los que libertó, poniendo su vida en peligro en cientos de batallas, se dice que más de 400, olvidaron pronto que la libertad de la que hablaban a "boca llena" se la debían a un hombre que, en sus últimos momentosr,  a duras penas conseguia respira entre estertóres y delirios.

De acuerdo con (un resumen) de las observaciones del médico que lo atendió, el Dtor. Reverand, el paciente presentó la siguiente evolución:

El día 1 de diciembre:

El Dtor. Réverand llega a la Quinta y realiza un reconocimiento del Libertador, tras el cual toma nota:

“Las frecuentes impresiones del paciente indicaban padecimientos morales. Finalmente, la enfermedad de S. E. me pareció ser de las más graves, y mi primera opinión fue que tenía los pulmones dañados". Al otro día escribe: “duerme solamente dos o tres horas a prima noche, y el resto lo pasa desvelado, y como con pequeños desvaríos"


Al día siguiente:

“duerme solamente dos o tres horas a prima noche, y el resto lo pasa desvelado, y como con pequeños desvaríos". (...) "El enfermo disimula sus padecimientos, pero estando solo da algunos quejidos".

El estado del General fue empeorando de manera paulatina, hasta que el día 10 de diciembre, decidió realizar su testamento, y por último

El 17 de diciembre de 1830.

A la una de la tarde el Dtor. Reverand comprendió que el fin estába cerca y así lo describió posteriormente: 
"Me senté en la cabecera, teniendo en mi mano la del Libertador, que ya no hablaba sino de modo confuso. Sus facciones expresaban una perfecta serenidad; ningún dolor o seña de padecimiento se reflejaban sobre su noble rostro. Cuando advertí ya la respiración se ponía estertorosa, y el pulso trémulo, casi insensible, y que la muerte era inminente, me asomé a la puerta del aposento, y llamando a los generales, edecanes y los demás que componían el séquito de Bolívar:
"Señores, exclamé, si queréis presenciar los últimos momentos y el postrer aliento del Libertador, ya es tiempo".

Por Colombia vivió, y en ella murió. Solo y abandonado de las multitudes que le recibieron en Santa Fe solo unos años antes. Pobre y desnudo, como siempre predijo que ocurriría.

Cuando Reverend fue a amortajar el cuerpo se dio cuenta que la única camisa que tenía Bolívar estaba rota. Reverend dijo: “Bolívar aun muerto no vestirá una camisa rota, voy a traer una de las mías”.  Pero le entregaron una que mandó el general José Laurencio Silva y con esa vistió el cuerpo.

(El contenido de éste artículo ha sido tomado de distintas webs relacionadas con el Libertador Simón Bolívar)



A modo de colofón:

Por todo lo expuesto, considero que el uso y abuso a que se somete, hoy en Venezuela la figura de vuestro Libertador constituye un grave insulto a su peraona y su influencia histórica. Una vez más desearía llamar vuestra atención sobre esto, y solicitar que de forma  unanime y pacífica pongáis fin a tanto escarnio.






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